Además de la absorción y digestión de los alimentos, la flora intestinal sintetiza varios nutrientes: la vitamina K, el ácido pantoténico (vitamina B5), el ácido fólico (vitamina B9), la tiamina (vitamina B1), la riboflavina (vitamina B2), la niacina (vitamina B3), la piridoxina (vitamina B6), la cianocobalamina (vitamina B12), y varios aminoácidos. Las personas que sufren de disbiosis intestinal, siempre presentan deficiencias en estos nutrientes cuando se someten a pruebas. La experiencia clínica muestra que restaurar la flora intestinal es la mejor manera para tratar estas deficiencias.
La mucosa intestinal es la barrera más grande que nos separa del mundo exterior. Es ahí donde se previene la invasión de la mayor cantidad de bacterias y otros posibles invasores. La habilidad de la mucosa intestinal para controlar la invasión de material patógeno puede ser reparada por subespecies de bacterias como Lactococcus lactis W19.
Hay factores, como la dieta y el abuso de antibióticos, que comprometen la calidad de la flora intestinal, lo cual puede ocasionar que 500 especies de patógenos y microbios diferentes aumenten. Cuando la bacteria beneficiosa se destruye, los microbios oportunistas crecen en grandes colonias ocupando gran parte del tracto digestivo; lo que puede provocar diferentes problemas de salud.
Una flora intestinal que funcione apropiadamente es clave para contar con un sistema inmune sano. Las bacterias beneficiosas del intestino aseguran la producción apropiada de las diferentes células inmunitarias. Cuando la flora corporal está dañada, esta parte de la inmunidad se hace menos eficiente y comienza a dejar pasar toxinas y microbios a través del organismo, lo que puede conllevar muchas patologías:
- Alergias
- Fatiga crónica
- Problemas de tipo digestivo
- Dolores de cabeza
- Problemas en al piel
- Síndrome pre-mestrual
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los probióticos son: “microrganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, aportan beneficios para la salud”. La mayor parte de los probióticos son similares a la flora que se encuentra naturalmente en el intestino; y suelen ser de dos géneros: Lactobacillus o Bifidobacterium, aunque dentro de cada género hay diferentes especies.
Cuando escogemos un probiótico es vital que tenga varias cepas de bacterias, ya que actuara en múltiples niveles, y estas, deben llegar intactas a donde deben actuar, evitando así ser desactivadas por los ácidos del estómago y que sus características individuales les permitirán equilibrar sus beneficios y actuar de forma armoniosa con la microflora natural del intestino.
Los parámetros que se utilizan para evaluar la calidad de un probiótico deberían ser: actividad, supervivencia en el tracto intestinal y estabilidad del producto.
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