Hoy en día, en nuestras dietas están muy presentes los hidratos de carbono. Este grupo de alimentos es muy importante para nuestra nutrición, ya que nos brinda energía para el buen funcionamiento del organismo.
Sin embargo, una ingesta excesiva de hidratos de carbono produce una bajada en los niveles de azúcar en sangre que nos hace sentir hambre más seguido, con los problemas de salud aparejados. En este contexto, la faseolamina es muy importante para limitar la acción y efectos del alto consumo de hidratos de carbono en el organismo.
La faseolamina actúa como un bloqueador del almidón, lo que nos evitará sentir hambre al comer carbohidratos.
El descubrimiento de la faseolamina
La faseolamina se descubre en 1975, y es una glicoproteína que proviene de los frijoles blancos. De ellos se extrae una sustancia natural inhibidora proteica de la alfa-amilasa, por lo que detiene a esta enzima.
En 1982 la FDA (Food and Drug Administration) la prohibió por no dar los resultados esperados. La clínica Mayo comenzó a investigar el porqué, descubriendo que la impureza de la faseolamina no permitía el correcto funcionamiento.
A partir de ese momento, se comenzó a comercializar faseolamina en forma de tabletas, pastillas, cápsulas, gomas de mascar, mezclas para preparar y bebidas en polvo. Entre 250 y 1000 mg al día son las cantidades recomendadas, que dependerán también de la cantidad de almidón que queramos bloquear.
Además, se cree que la acción de la faseolamina causa una disminución de la liberación de insulina en la digestión.
¿Cómo funciona la faseolamina?
La faseolamina está creada para desacelerar la digestión de alimentos ricos en almidón, de forma que los carbohidratos consumidos pueden moverse hacia el intestino sin ser convertidos en azúcar o energía.
En general, los carbohidratos se convierten en glucosa por la enzima alfa amilasa liberada por el páncreas y la saliva. Esta sirve como energía, pero si no la usamos se almacenará en forma de grasa. La faseolamina inhibe esa enzima, por lo cual el almidón no se convierte en azúcar, y por tanto, no engordamos. Como no se genera el proceso de quema de calorías del almidón, se genera un gasto energético de la grasa almacenada.
De esta forma, al comer alimentos como las papas, el arroz, la pasta o el pan absorberemos una menor cantidad de calorías, por lo que es ideal para personas que tienen un exceso de peso grande y que no se quieren privar siempre de este grupo de alimentos.
Además, es una buena forma de no sentir el hambre que nos proporcionan las dietas estrictas y los hidratos de carbono. Perderemos el peso sobrante rápidamente, ya que podremos darnos algún antojo.
La desactivación de la enzima dura aproximadamente una hora, por lo que la faseolamina debe ser consumida antes de la comida, permitiendo que así el 75% del almidón consumido pase directamente al sistema digestivo.
La faseolamina ha ayudado a las personas que la consumen a perder más peso que aquellos que no lo hacen en el mismo período de tiempo, entre 2 y 4 kilos más en el período de dos meses. Claro que también existen variables de peso significativas si combinamos la faseolamina con el ejercicio regular, además de los beneficios de practicar deportes para la salud.
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